LA OTRA CASA DE BERNARDA ALBA



La casa de Bernarda Alba, obra de Federico García Lorca, relata a través de la historia de 6 mujeres que guardan luto dentro de una casa todo un universo de aspectos humanos y sociales.
No es representar la historia lo que nos interesa sino rescatar este universo femenino que nos habla de una parte oculta de cada uno de nosotros.
Dejamos de lado el luto en este caso concreto por la muerte del padre para tomar la metáfora: La castración de nuestro Ser condicionado por el juicio ajeno y propio.
Nuestras mujeres más que estar encerradas en una casa, son presas de “esa crítica que no nos deja vivir”.
Se nos ocurrió liberar a Bernarda Alba de ese enorme peso e imaginar que su hábitat lejos de ser un mundo oscuro e infértil, fuera un refugio en el que todo puede cobrar su personalidad. Allí todo lo que estaba negado pero latente, explota en un contexto en el que ahora todo se permite.
Y nuestras mujeres que luchaban en secreto por sentirse vivas salen de sus marcos y nos hablan desde las paredes con miradas inquietantes, desafiantes y sensuales para provocarnos con gran ironía repitiendo aquellas frases que se hacían sentir en la que era su antigua casa.
Y el miso objeto que antes nos hablaba en un lenguaje rígido y austero se revela y deshace para poder cruzar la estrecha puerta de los viejos conceptos
regenerándose en nuevas formas liberadas y auténticas que no temen al reproche.

Este es el espíritu con el que el departamento de este edificio de principios de 1900fue reciclado intentando recobrar todas las piezas antiguas que se encontraban de la construcción original y a las que dimos el rol de piezas madre por las cuales se rigió el desarrollo del resto de la obra.














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